martes, 17 de agosto de 2010

Merecemos...


Merecemos hablarnos…
Al fin, cara a cara, sin testigos
Ni trampas, desnudos frente al mar
de la conciencia, sin prisas
sin pausas

Merecemos sabernos…
En los ojos del otro, llorar si tal caso
Saber que estamos rotos por dentro
Y curarnos
Despacio en el viento
Sin disimular los abrazos, con la frente bien alta
Por si el tiempo pasa a ras de suelo
Sin vernos
Por eso…

Merecemos vernos…
Al otro lado de los espejos
Donde podamos cabalgar sobre hojas de otoño
Sin manos, ni pies, ni sentido
Ni causa, ni razón, ni vértigo
Ni nada.

Merecemos buscarnos
En la soledad de las noches de madrugada
En los campos de trigo
En el sol del alba
Con arañazos en la espalda
En versos prohibidos
y melodías de gaitas
En las sombras oscuras del alma
En el ayer, en el hoy y en mañana

Merecemos lucharnos
Pelearnos a muerte,
Porque importa que me importas
Porque te importo un poquito
Porque la lucha es larga
Y también hermosa
Porque el tiempo se agota sin nosotros
Porque vale la pena
Morir por la causa

Merecemos tenernos…
Confiar que se puede atrapar una estrella
Con las manos desnudas
Viajar en el tiempo y espacio de tu nombre
Sin más tesoro que nosotros sin secretos
Sin más pago que los besos que te robo
En las bambalinas del teatro de tu cuerpo
Lo merecemos

Merecemos hallarnos
Fingirnos humanos. Creer que podemos
Intentarlo
Bucear en la sangre que perdemos
Saber que estamos para el otro
No una, ni cinco
Hallarnos, de nuevo, como niños
Con corazones nuevos y labios nuevos
Con las manos a estrenar llenas de abrazos
Con los ojos a estrenar llenos de besos
Con el tiempo a estrenar
para nosotros

Merecenos besarnos…
Sin fingir que nos besamos
Solo hacerlo
Sin intermediarios
Sin espectadores ni colas de autobús
Para los besos
Sin cuestionarlo
Solo hacerlo
Cerrando los ojos y despacio
Morir en cada beso y el primero
Sentir que se va el alma por los labios

Merecemos darnos
Sin pagos a contrarrembolso ni saldos
Solo darnos
Hasta el último hueso de nosotros
Hasta el fin del mundo si es necesario
Y gritarlo
Sin miedo, ni cláusulas
Sin esconderlo
Hasta agotarnos

Merecemos conquistarnos
Levantar la bandera en la espalda del otro
Levantar un fuerte apache para escondernos
Poco a poco, sin cansarnos
Sin mentirnos, sin saberlo
Como en un descuido, enraizarnos
Porque eres luz y yo soy fuego
Porque eres nieve y te derrito
Sin alcohol ni excusas
A campo abierto
Armados hasta los dientes de caricias y susurros
A contraluz en las ventanas
Y perdernos

Merecemos entregarnos
Sin miedo a morir en el intento
sin bote salvavidas que nos frene
sin vendas en los ojos para los ojos
sin huecos en el pecho sin latidos
entregarnos
a cien, a mil por hora
con toda la vida en un segundo
en este segundo
sin miedo a estrellarnos para no estrellarnos
morir de antemano para no morirnos
fundirnos las manos para no estar solos
entre un mar de desconocidos
Por eso…
También…

Merecemos querernos
Dejarnos querernos
Decirnos te quiero
Querer que queremos tenernos
Tener que querer que te quiera
Solo querernos
Sin más palabras que dos palabras
Sin más sentido, sin más pretexto
Gritarlo, sufrirlo, buscarlo, pelearlo,
Decirlo sin miedo
Solo querernos
Y quizá una mañana
El sol nos dé una alegría
El mundo se vuelva más amable
Y nos digan
Se quisieron, se vencieron
Se lucharon, se encontraron
En el camino de vuelta
Se tuvieron
Con el último aliento
Se besaron
Abrazados sin manos en el tiempo

Merecemos amarnos.

1 comentario:

Magda Robles dijo...

Hasta el día de hoy consideré que la palabra "merecer" no tenía demasiado sentido, pero así, merece la pena.