lunes, 10 de marzo de 2008

AGUJERO DE GUSANO (...y el umbral intraspasable.)


Pocas veces se reúnen todos y en esta ocasión no fue ninguna excepción. Faltaron algunos de los más importantes, pero quienes asistieron lo hacían anclados en unos lazos tan profundos que causan vértigo. Tampoco ellos suelen frecuentarse juntos a menudo... cien vidas entrelazadas en una red de araña, telúrico trenzado del tiempo sin fronteras encarnado en las grietas del destino. Cuatro que fueron cientos, cuatro, cuyos recuerdos encierran tragedias mal cerradas, deseos mal entendidos, abismos por encima de la razón. Cuatro mucho más que un número, mucho más que cuerpos, mucho más que espadachines del verso... cuatro que son cientos, aunque al mundo cueste creerlo. Cuatro que son todo.

Por un instante todas las fisuras se abrieron como manantiales de gozo, brotaron juntos en el pozo único sus miradas y las de aquellos que pliegan sus labios. Construyeron duelos y quebrantos y nuevas historias. El Diablo, se sintió feliz al observar a sus hijos danzar como malditos, llenarse de la magia del instante, llorar en secreto sus confesiones cautivas, brindar su sangre a la madrugada sin alas y volver a la vida desde sus sepulcros. Nadie se dio cuenta de nada, aunque el mundo quedase vacío sólo para ellos... Lástima que las criaturas de la noche solo salgan del espejo en tan contados instantes y el velo siempre les proteja.
Cuatro que vencen al tiempo, que cabalgan sobre la daga ensangrentada, pequeño milagro irrepetible, conjuro al viento. Cuatro que son cientos.
La Luna aguarda para vestirlos de plata selénica y narcótica, una nueva madrugada antártica, para que ardan, con Abril, con todos los pecados que aún no han cometido...
La aprendiz de suicida con herida al costado, el Maestro de la mano quebrada sobre la alta montaña, el que no encuentra su rostro que son miles y el que enterró vivo su corazón por imposible...
Cuatro que son cientos... solo cuatro, bendecidos del Arcano (XV).
Tantas historias aún se auguran...